Resumen
El
profesor Richard Jones-Nerzic de la International
School of Toulouse resume sus experiencias como profesor de
historia en un centro en el que todos los alumnos poseen un
ordenador portátil. Comenta los antecedentes de ese tipo de enseñanza,
las enormes posibilidades y ventaja y los problemas que aún plantea
para su correcta aplicación
Introducción
Hoy
es un lugar común afirmar que Internet es el primer desarrollo
tecnológico significativo en la historia de la educación desde que
Guttemberg les dijo a los monjes que tiraran sus plumas. Aunque
estoy de acuerdo en el hecho de que Internet es
un avance radicalmente importante, mientras sigamos educando a
nuestros alumnos en aulas sin ordenadores, los efectos de Internet
se verán severamente limitados. El acceso de los estudiantes a su
propio ordenador (portátil) será lo que realmente provoque una
revolución en la enseñanza y el aprendizaje. Mientras los alumnos
no puedan acceder y procesar su aprendizaje en cualquier momento y
lugar y en una variedad de formatos, el aprendizaje sufrirá
innecesarias restricciones.
¿Qué es un aula basada en los ordenadores portátiles?
En
mi centro educativo, la International School of Toulouse (Escuela Internacional de Toulouse
– Francia), un aula basada en los ordenadores portátiles
significa que cada estudiante posee su propio ordenador que trae por
la mañana a la escuela y se lleva por la tarde a casa para seguir
trabajando. Este ordenador portátil es reemplazado y actualizado
cada 18 meses, y es equipado con software convencional. Los estudiantes reciben
sus clases en aulas en las que todos tienen acceso a Internet e
Intranet de alta velocidad y a una gran cantidad de espacio virtual
de almacenaje de datos personales y compartidos.
Cada
clase tiene un proyector de video y multimedia y diferentes
accesorios periféricos para imprimir, escanear, copiar, etc.
Estudiantes y profesores disponen también de cámaras de vídeo
digital. Hay otros recursos especializados que se pueden encontrar
en áreas específicas de diseño, música o arte.
Una breve historia de la educación con ordenador portátil
Dar
a los alumnos ordenadores portátiles no es ni nuevo ni inusual. La
revolución del ordenador portátil se inicio en los centros
australianos hace más de 15 años. En el año 2000, más de 50.000
estudiantes de Australia poseían su propio portátil. Cuando se
estableció en 1999, la Internacional
School of Toulouse fue el primer centro europeo que incorporaba
de manera general los ordenadores portátiles a la enseñanza de
unos alumnos comprendidos entre los 8 y los 18 años. En aquel
momento, los ordenadores portátiles llevaban en los centros
educativos tiempo suficiente para que se hubieran realizado
investigaciones solventes sobre su impacto en el proceso de enseñanza
y aprendizaje. En 1996, los ordenadores portátiles introducidos en
29 “centros pioneros” norteamericanos produjeron resultados que
hubieran colmado de satisfacción a los más ardientes de los
pedagogos tradicionales. Los alumnos estaban más motivados, pasaban
más tiempo haciendo sus trabajos en casa, tenían mayor dominio de
la lectura y escritura y disfrutaban de unas habilidades claramente
mejoradas en todo lo relacionado con las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC).
[http://rockman.com/projects/laptop/index.htm]
En
otros muchos centros educativos se han hecho importantes gastos para
dotarlos con aulas de TIC. Aquí, sin embargo, los ordenadores
siguen siendo utilizados en general para hacer labores que podían
hacerse antes de la
introducción de las computadoras. Esto es particularmente cierto en
el caso de la enseñanza de la historia. Incluso Internet es
utilizado muy a menudo de una forma muy tradicional. Los estudiantes
lo utilizan para encontrar datos que podrían ser buscados de forma
más fiable en una enciclopedia.
No
puedo evitar comparar la situación en la que se haya la educación
basada en los ordenadores con lo que ocurrió con los primeros vehículos
con motor de explosión en los tiempos de los coches tirados por
caballos. La gente de aquel momento, no solo pensó que pasaría
mucho tiempo hasta que los coches de caballos fueran reemplazados,
sino que la mayoría consideraron a los coches de motor como una
novedad en la que no se podía confiar. Muy pocos pronosticaron la
enorme transformación socio-cultural que iban a provocar. Pasó un
tiempo hasta que la gente se dio cuenta de cómo los nuevos vehículos
iban a transformar el mundo. De forma similar, sólo muy
recientemente la gente ha empezado a darse cuenta de que los
ordenadores son algo más que máquinas de escribir más perfectas:
son un elemento tecnológico que puede transformar totalmente la
naturaleza del proceso educativo.
Entonces ¿qué es lo que van a cambiar los ordenadores portátiles?
La
contestación a esta pregunta es obvia si tenemos en cuenta todo lo
que los ordenadores portátiles van a sustituir. Cuando empecé a
dar clases, hace diez años, mi madre me pasó sus cuadernos de
ejercicios de historia de principios de los años cincuenta. En ese
momento, me sorprendió cuanto habían cambiado las cosas en los últimos
cincuenta años. Los trabajos de mi madre reflejaban la didáctica
de “charla y tiza” que predominaba en aquella época; conceptos
como fiabilidad e interpretación no existían y el contenido histórico
era abrumadoramente político. Visité recientemente a unos antiguos
compañeros de mi anterior instituto (sin ordenadores portátiles) y
tuve la oportunidad de echar una ojeada a un montón de cuadernos de
ejercicios que tenían aún que corregir. En completo contraste con
mi experiencia previa como profesor en aprendizaje, lo que en ese
momento me impactó fueron las similitudes
con el cuaderno de ejercicios de historia de mi madre de principios
de los años cincuenta.
Pese
a que habían pasado 50 años, el cuaderno de ejercicios lleno de
palabras escritas a mano con algún raro dibujo seguía siendo la
expresión más evidente del aprendizaje del alumno. Lo que es aún
más importante desde la perspectiva del alumno, el cuaderno de
ejercicios lleno de comentarios del profesor en tinta roja y notas
era también la principal fuente de evaluación. Ser un “buen
alumno en historia”, en 1950 o en el año 2000, sigue siendo básicamente
calificado según el estudiante actúe en los límites artificiales
de un tradicional cuaderno de ejercicios.
El
problema con los límites artificiales en la educación es que los
alumnos cada vez se dan más cuenta de su artificiosidad. El
contexto educativo para muchos alumnos se está convirtiendo en algo
“irreal” y, por consiguiente, irrelevante. Los estudiantes de
historia pueden acceder a medios cada vez más sofisticados para
aprender historia: televisión, vídeo, CDroms, lecciones
hipertextuales en Internet… y, sin embargo, las actividades que se
les piden en el aula siguen siendo básicamente algo que pueda ser
escrito a mano o impreso y pegado a su cuaderno de ejercicios al
acabar cada lección.
En
comparación con los cuadernos de ejercicios, los ordenadores portátiles
tienen al menos dos claras ventajas. En primer lugar, si están
equipados en el software adecuado, los ordenadores portátiles se
convierten en “cajas de herramientas” que pueden ayudar a los
alumnos a aprender. En segundo lugar, aunque pueden parecerse a una
máquina de escribir, un portátil permite a los alumnos almacenar
pruebas de su aprendizaje y de sus avances que no pueden ser fácilmente
expresadas por la palabra escrita.
(i)
Los ordenadores portátiles como “cajas de herramientas”
de aprendizaje multi-media
(Un marco de escritura electronica de www.schoolhistory.co.uk)
Un ordenador portátil
puede empujar a los alumnos a superar sus dificultades ayudándoles
a centrarse en las habilidades que interesan en historia. Los
“marcos electrónicos de escritura” permiten que los estudiantes
produzcan notas bien ordenadas o planifiquen un trabajo de forma
bien ordenada.
Tomemos
por ejemplo una actividad basada en un procedimiento tradicional
como escribir un ensayo histórico.
Como profesores, sabemos que a muchos estudiantes les resulta
difícil ordenar sus ideas antes de ponerse a escribir. También
sabemos que no todos los alumnos tienen paciencia para hacer los
borradores necesarios antes de poner a la labor. Un ordenador portátil
con un procesador de texto y un estudiante con un marco de escritura
electrónico eliminan estas dificultades y permiten al estudiante
concentrarse en lo siempre ha sido lo importante: el argumento, el
análisis y la evidencia. Otra ventaja es que el ensayo escrito en
un ordenador portátil permite al profesor hacer intervenciones mientras
el alumno está realizando el trabajo, sin necesidad de las
correcciones en tinta roja que tanto pueden descorazonar al
estudiante.
Pero
un ordenador portátil no es un procesador de texto más bonito y
complejo. Lo realmente estimulante de la educación basada en un
ordenador portátil es que funcionando como una “caja de
herramientas” le permite al estudiante expresar su aprendizaje en
un formato que se adapte a su propio estilo de aprendizaje. En
contraste, un aula de historia tradicional, limitada al aprendizaje
del cuaderno de ejercicios, es una clase que depende absolutamente
de estrechas habilidades lingüísticas.
Tras
unas pocas semanas de trabajo con un ordenador portátil, hasta el más
joven de los alumnos es capaz de producir presentaciones multimedia
que expresan una comprensión conceptual sofisticada sin necesidad
de palabras escritas. Algunos estudiantes continuarán y producirán
presentaciones que tendrán la apariencia ensayos y serán leídas
como tales. Pueden haber utilizado diferentes “diapositivas” de
la presentación como marcos de escritura para diferentes parágrafos
y podrán haber incorporado imágenes ilustrativas escaneadas de
libros o bajadas de Internet. Otros estudiantes pueden haber
incluido música compuesta por ellos mismo, complejas secuencias
animadas o vídeos de ellos mismos y otros compañeros actuando en
un juego de rol histórico. Estos estudiantes pueden haber
prescindido del texto escrito completamente, optando por narrar su
presentación…
El
uso de los ordenadores portátiles puede, en definitiva, ofrecer a
los alumnos la posibilidad de aprender y expresar ese aprendizaje en
un formato que es el más apropiado para su propio perfil
intelectual.
(ii)
Los ordenadores portátiles como carpetas de trabajos o portfolio de múltiple tipos de información
La
segunda ventaja del ordenador portátil sobre el cuaderno de
ejercicios se centra en la flexibilidad que le permite ser una
carpeta de trabajos o portfolio
para una amplia gama de diferentes tipos de trabajos de los alumnos.
Un cuaderno de ejercicios escrito a mano es un diálogo escrito (cerrado)
entre el profesor y el alumno. Un estudiante que exprese su
aprendizaje mediante un sitio web o una presentación multimedia no
está necesariamente atado por las limitaciones de su inteligencia
lingüística y está implicado en un diálogo abierto con
cualquiera en el mundo que esté interesado en el tema. Es más,
aparte de los recuerdos que pronto se olvidan, ¿qué es lo que se
lleva un alumno de su aprendizaje cuando el curso académico termina?
Un ordenador portátil permite que el estudiante guarde en un
formato transportable evidencias de una amplia gama de éxitos en su
aprendizaje. Entre ellos hallamos todo lo que puede producirse
electrónicamente o capturarse en un vídeo digital: juegos de rol,
discursos, debates, simulaciones, enseñanza en el aula, películas,
sitios web, etc.
Un
ejemplo es la actividad sobre la Propaganda Nazi que he venido
haciendo con mis alumnos de
14-16 años. El último año académico la realicé en el marco de
una clase con ordenadores portátiles y los estudiantes produjeron
sitios web promocionales.
[www.intst.net/humanities/igcsehist/term3/persuasion/film2003.htm]
La
diferencia en calidad y en la motivación de los alumnos es marcada.
Los alumnos pudieron editar vídeo digital para rodar una escena de
la película e integrarla en el sitio web. Lo más interesante de
todo fue que los alumnos que fueron premiados por sus propios
colegas no fueron los que normalmente obtienen sobresalientes en
historia. La edición de vídeo digital, actuar, diseñar sitios
web… no es privilegio exclusivo de los alumnos fuertes en historia,
pero, sin embargo, pueden ser utilizados para expresar comprensión
histórica.

(Un
juego de rol rodado en video
como parte del portfolio
de aprendizaje de un estudiante)
Cuando
un proyecto de este tipo concluye, los alumnos pueden copiar su
trabajo completo en un CDRom y llevárselo. A diferencia de un
cuaderno de ejercicios, el CDRom del trabajo de un alumno es un
registro multimedia de una amplia gama de aprendizajes y éxitos que
de otra manera sería efímera y rápidamente olvidada. Como
profesores de historia, somos a menudo reacios a invertir mucho
tiempo de nuestra clase en actividades que los estudiantes pueden no
tomarse muy en serio y para los que no hay una forma factible de ser
registradas y calificadas. Con los ordenadores portátiles y un vídeo
digital, todos los estudiantes pueden realizar un registro portátil
de su trabajo antes de que la lección termine. En esta situación,
los alumnos tienden a preparase para una lección basada en su
actuación (juego de rol, simulación, etc.) tan bien como cuando se
preparan para un examen tradicional.
Hasta
mis alumnos más jóvenes hablan ahora de estilo “linear” y
estilo “web” o “red” de aprendizaje. Al hacer la distinción
se hacen conscientes de los diferentes tipos de audiencia que puede
tener su trabajo. Aprendizaje “linear” significa una presentación
tradicional del tipo de un cuaderno de ejercicios. En una presentación
“linear”, la audiencia (normalmente el profesor solo) es pasiva
y no tiene ningún tipo de control sobre el contenido de la
presentación. Puede ser una película, un ensayo o una presentación
multimedia, empieza con un comienzo y se desarrolla hasta su final.
En
contraste el aprendizaje en estilo “web” o “red” asigna a la
audiencia del trabajo del alumno un papel activo. A la audiencia se
le presentan opciones, y para progresar la audiencia (que ya no son
simples lectores) tiene que hacer elecciones. Para que esta forma de
presentación tenga éxito, el estudiante no solo tiene que
“conocer” el tema que está presentando, sino que necesita ser
capaz de enseñarlo. Y esto, por supuesto, requiere una comprensión
mucho más profunda.
En
un nivel básico de interactividad se puede dar simplemente la opción
de elegir diferentes rutas durante la presentación; en un nivel más
complejo, los estudiantes pueden incorporar juegos interactivos
relativamente sofisticados. Gary Stager, el pedagogo norteamericano
asociado con el lenguaje de programación Logo
y el software constructivista MicroWorlds,
afirma de forma convincente que los alumnos que más aprenden del
software educativo son los que diseñan el suyo propio. También
ocurre con los estudiantes que crean sus propios sitios web de
aprendizaje o diseñan sus propios juegos y presentaciones
interactivos.
¿Son los ordenadores portátiles el futuro de la educación?
Si
tenemos en cuenta las investigaciones más aceptadas por la
comunidad educativa, la respuesta es un rotundo “¡Si!”. Jaime
McKenzie, del diario educativo tecnológico From
Now On (De ahora en adelante), ha afirmado: “Una década después
de que se crearan las escuelas basadas en los ordenadores portátiles
(en las que cada alumno posee y lleva su propio ordenador portátil
individual), lo que predominan son los informes brillantes y los
testimonios positivos sobre ese tipo de equipamiento para los
centros educativos” Sin embargo, continua McKenzie: “Si se
visita alguno de esos centros y se habla con los profesores de a
pie, podemos ver que la imagen que se tiene fuera de estas escuelas
contrasta con la que se tiene dentro.”
(After
Laptop http://www.fno.org/apr02/afterlaptop.html)
Tiene
razón hasta cierto punto. Parte del problema es que el lanzamiento
de programas basados en los ordenadores portátiles cuesta mucho
dinero a alguien: autoridades locales, padres que pagan altas matrículas,
firmas patrocinadoras, etc. Teniendo
que justificar el enorme gasto, la institución educativa se pone
instintivamente a la defensiva desde el mismo momento en que se
lanza el programa. Es evidente que la escuela no puede admitir que
tanto gasto no ha llevado a otra cosa que a un gran éxito.
Tom
Daccord, un profesor de historia norteamericano que utiliza
ordenadores portátiles ha escrito sobre alguno de los problemas con
los que se ha encontrado:
“Tras unas
primeras clases llenas de problemas, mi entusiasmo por el
experimento se había reducido considerablemente. Los ordenadores
portátiles no eran tan seguros como los ordenadores normales y los
estudiantes interrumpían las clases muy a menudo quejándose: “¡No
puedo entrar en Internet!” o “¡Mi ratón se ha atascado!” o
“¡Mi correo electrónico no funciona!”… Eran necesarios unos
cuantos minutos al principio de cada clase para abrir el archivo o página
adecuado y comenzar la lección diaria. Yo tenía que arrancar mi
propia máquina también y conectarla al proyector. Cuando una máquina
no funcionaba (la mía o la suya) la lección se interrumpía y la
clase perdía su ritmo… Las máquinas son también una distracción
importante. Los jóvenes
están siempre tentados de echar una ojeada a su correo electrónico,
o entrar en Internet, incluso cuando se supone que debían de estar
tomando notas. Y es difícil saber lo que están mirando los alumnos,
a no ser que se esté detrás de ellos. (Por eso, les hago sentarse
con sus espaldas hacía mí durante los exámenes). ¡Siempre me
estoy preguntando si están tomando notas cuando están escribiendo
en el ordenador de forma tan apasionada! De vez en cuando me doy una
vuelta por la clase, pero ellos pueden esconder lo que tienen en la
pantalla de una forma muy rápida.”
(http://www.besthistorysites.net/teachwithtech/article_wireless.html)
Pienso
que hay tres problemas prácticos al usar ordenadores portátiles en
la enseñanza. El primero es la fragilidad que resulta del tipo de
falta de seguridad que Tom Daccord describe más arriba. La característica
definitoria de un ordenador portátil es también la fuente de su
debilidad, su portabilidad. Soy tan cuidadoso como la mayoría de
mis estudiantes, sin embargo, en los últimos cuatro años ha habido
cuatro ordenadores rotos. La segunda debilidad es el problema ergonómico
que resulta de la proximidad del teclado a la pantalla. Esto hace
imposible mantener una buena postura mientras se está trabajando.
El tercero es un problema de peso. Aunque hoy son significativamente
más ligeros que hace unos años, un ordenador portátil significa
unos cuantos kilos más para una mochila escolar que ya era
demasiado pesada.
En
este momento hemos conseguido solucionar estos problemas. Una buena
(aunque cara) política de seguros, un efectivo sistema de
mantenimiento y préstamo, y un sistema de ayuda y cuidado a los
alumnos pueden mantener el nivel de averías bastante bajo y
minimizar los riesgos de salud.
Si
los estudiantes no tienen ordenadores portátiles, cada uno de ellos
necesitará un fácil acceso a un ordenador conectado a Internet
fuera del centro. Lo más normal es que sea en su casa, pero no
tiene porque ser así necesariamente.
En
la escuela, las aulas tienen que estar equipadas para proveer de
forma flexible acceso de todos los alumnos a los ordenadores. A
medio plazo esto puede ser por medio de ordenadores portátiles en
carritos y una red sin cable, pero finalmente las aulas deberán
estar diseñadas de forma imaginativa de manera que no impidan
formas más tradicionales de enseñanza o cualquier forma de trabajo
en grupo. La clase de historia del futuro debe ser un espacio que
permita juegos de rol, otro tipo de juegos y alumnos trabajando con
tijeras y goma.
Conclusión
Dale
Spender, en el libro Nattering on the Net: Women, Power and Cyberspace (Charlando en la
red: Mujeres, Poder y Ciberespacio), destaca lo que hoy constituye
el problema central de la tradicional aula basada en el cuaderno de
ejercicios:
“Es un
modelo de enseñanza/aprendizaje que no sintoniza con el resto del
mundo. Muchos de los estudiantes de hoy pueden deciros de una forma
categórica cuán “irreal” (y aburrido y tonto) es el contexto
educativo. La teoría educativa, la práctica y la organización
tradicional están convirtiéndose cada día más en algo
irrelevante y difícil de llevar a la práctica: igual que le pasó
al modelo de los escribanos, obsoleto tras la invención de la
imprenta.”
En
contraste con la clase tradicional, el “contexto educativo” de
un aula con ordenadores portátiles es muy real. Pero es un contexto
en el que el rol del profesor debe cambiar significativamente. Para
decirlo de forma sencilla, los profesores tienen que “enseñar”
menos y ayudar más. Algunos pueden ver este hecho como una amenaza
a su profesión. Pero como profesionales debemos enfrentarnos al
hecho de que un alumno con un ordenador portátil “sabe” más
que un profesor sin él. Mi experiencia sugiere lo que la
investigación en Estados Unidos confirma, los profesores en un
centro con ordenadores portátiles tienen más tiempo para hacer las
cosas que los docentes siempre
hemos considerado más importantes: trabajar con los estudiantes de
forma individualizada, diferenciar entre las diferentes capacidades,
atender a la diversidad, etc.
Sin
embargo, tal como todos reconocemos, esta revolución necesita algo
más que el apoyo de los profesores, necesita también el apoyo de
todos los estamentos educativos. Actualmente, los exámenes externos
son uno de los mayores impedimentos para conseguir un aprendizaje
relevante en mi centro. ¡Hoy me veo en la ridícula situación de
tener que decir a mis alumnos más mayores que dejen a un lado los
ordenadores portátiles para que adquieran la pericia en escribir a
mano que les permita aprobar los exámenes externos! ¿Se puede
llegar a una situación más “irreal, aburrida y tonta”?
El
mayor compromiso con el cambio debe venir de los gobiernos que deben
subvencionar el sistema educativo para que se mantenga al día de
los cambios tecnológicos. Los ordenadores portátiles para cada
alumno son solo el comienzo. Los profesores necesitan también aulas
con proyectores multimedia, cámaras y vídeos digitales, acceso de
banda ancha a Internet y mucho espacio en un servidor para que los
alumnos almacenen su trabajo. Y lo que es más importante, necesitan
de un currículo digital relevante basado en el “hipertexto” y
recursos que les permitan liberarse para hacer los que siempre han
hecho mejor, ayudar a los jóvenes a aprender.
Me
gustaría concluir con el argumento que hicieron hace treinta años
los pioneros de la enseñanza con ordenadores en las escuelas:
“(…) Sólo
la inercia y el prejuicio, no la economía o la falta de buenas
ideas educativas, pueden interponerse en el camino para dar a cada
alumno en el mundo los tipos de experiencia a los que hemos tratado
de dar un simple vistazo. Si a todo niño se le da acceso a un
ordenador, los ordenadores serán lo suficientemente baratos para
todos los niños tengan acceso a uno” Seymour
Papert and Cynthia Solomon 1971 (quoted in www.stager.org)
Puede
parecer esperar demasiado pensar que en el 2004 cada alumno tenga su
ordenador portátil. Pero tenemos que aceptar que nuestro fracaso en
crear un contexto alternativo “real” puede provocar que las
escuelas sufran el mismo destino que el coche de caballos a fines
del siglo pasado.
Lecturas
adicionales y referencias
www.intst.net/humanities
El
sitio web de Historia y Geografía de la International School of
Toulouse.
http://notesys.com/LinkSite/papers.htm
Ensayos
sobre la utilización de ordenadores portátiles en la escuela.
http://www.fno.org/apr02/afterlaptop.html
After
Laptop (Tras
los Ordenadores Portátiles) de Jamie McKenzie
http://rockman.com/projects/laptop/index.htm
El
proyecto de investigación sobre el uso de los ordenadores portátiles
en las escuelas subvencionado por Rockman Microsoft.
http://www.besthistorysites.net/teachwithtech/index.shtml
Tom
Daccord un profesor de historia de Massachusetts (EE.UU.) ha escrito
sobre sus experiencias como profesor de historia en un aula con
ordenadores portátiles, experiencias que en gran medida son
similares a las mías. Especialmente aquí http://www.besthistorysites.net/teachwithtech/article_wireless.html
Podemos
leer su comentario “Está claro que los ibooks han transformado la
forma en la que enseño y han cambiado la dinámica de mi clase. Con
estos ordenadores mis estudiantes son mucho más activos en su
proceso de aprendizaje y me baso mucho menos en métodos de enseñanza
pasivos. Los ordenadores permiten a mis alumnos asumir diversos
papeles en el proceso de aprendizaje y les dan muchas más
oportunidades de investigar, organizar y presentar sus propios
materiales. Las máquinas permiten poner a los estudiantes en el
centro de la experiencia de aprendizaje y fomentan la investigación,
la iniciativa y un pensamiento más elaborado en el aula”.
Traducción:
Juan
Carlos Ocaña
Jefe
de Departamento de Geografía e Historia
IES
Parque de Lisboa – Alcorcón (Madrid)
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